Lo que me enseñó Albus Dumbledore

Como parte de mi lectura bienal, volví a leer los siete preciosos libros escritos por Joanne Rowling. A pesar de que crecí con estas historias, no puedo evitar siempre volver, porque he notado que aunque el texto permanezca inmutable, el lector suele cambiar. Y yo he cambiado. (Además, por los cumpleaños de Harry y de Joanne que acaban de pasar —el 31 de julio—, me dieron ganas de escribir algo sobre lo que he vuelto a aprender con esta historia).

    Harry tuvo que morir para soltar su vida anterior, para expulsar de sí el pedazo de maldad —el alma de Voldemort— que se adhirió a él cuando tenía apenas un año de edad, es decir, cuando asesinaron a sus padres frente suyo. A mi parecer, el camino que recorre Harry para encontrar sentido en tal pérdida (a partir de un camino heroico para liberar al mundo mágico del fascismo de Tom Riddle), se trata principalmente de una metáfora del proceso para superar el trauma infantil, el dolor del pasado, las cargas que nos pesan. Harry entra a la adultez —al menos, adultez en su mundo— al soltar ese peso. Después de derrotar a la maldad misma, se va a dormir con una sensación liberadora de que, sea lo que sea que venga, ya nada dolerá tanto. "I've had enough trouble for a lifetime" son las últimas palabras que nos dice el Harry de diecisiete años. 

¿Cómo es que un niño pudo contra el peor mal del mundo? 

Si algo nos enseña esta historia es que hay ciertos tipos de magia antigua que son más poderosos que lo que aquellos con un corazón frío y una mente cerrada jamás podrán comprender. 

    En el caso de Tom Riddle, sus cartas estuvieron echadas desde el principio, desde antes de destruir su alma, evento que pudo lograr al ser incapaz de entender el valor de la amistad y del amor. Para Albus siempre fue irónico, porque lo que Tom percibía como un poder inalcanzable, no era más que una cualidad verdaderamente humana.  

    Y así se lo dice Tom: "You are omniscient as ever, Dumbledore." A lo que Albus le contesta: "Oh no, merely friendly with the local barmen." (pág 445, libro 6).

    El camino de Voldemort está marcado por su sentido de superioridad, su desdén hacia los valores que nos mantienen humanos. Él no es amigo de nadie y aterrado con la idea de morir, destruye vidas bañado por un orgullo inquebrantable. En cambio, Albus Dumbledore entiende que el progreso real sólo es posible a través de la colectividad, ya que el amor es una magia más poderosa que el fascismo. Él abraza la muerte porque es una parte inevitable de la vida y así se sacrifica por el bien común.

    Harry, gran parte de la historia, se siente incapaz de derrotar a alguien tan malvado por su cuenta. No se reconoce como una persona excepcional ni talentosa, no entiende qué ventaja tiene sobre el peor mago de todos los tiempos. Mientras él y Dumbledore hablan de la profecía en el sexto libro, así se lo comunica a su mentor:

"But I haven't got uncommon skill and power," Harry said, before he could stop himself.

"Yes, you have," said Dumbledore firmly. "You have power that Voldemort has never had," [...]. "You are protected by your ability to love," [...]. "The only protection that can work against the lure of power like Voldemort's! In spite of all the temptation you have endured, all the suffering, you remain pure of heart, just as pure as you were at the age of eleven". (págs. 510, 512, libro 6)

Y así, todas las ocasiones en las que su vida estuvo en peligro, el amor le salvó la vida: desde el amor incondicional de su madre que al sacrificarse por él, le otorgó una protección que Voldemort no pudo romper; la amistad incondicional de Hermione y Ron, quienes siempre estuvieron a su lado; el amor de su padrino Sirius, el cariño de sus profesores y de su mentor; hasta el amor que él mismo le proclama a la vida y por el cual él decide firmemente sacrificar la suya para salvar a todos aquellos que luchan durante la Batalla de Hogwarts —¡imagínate tener diecisiete años y estar preparado para morir a manos del peor villano con tal de asegurar el bienestar de su comunidad, el mundo mágico!—. La habilidad de Harry de empatizar, de sufrir por otros, de dar su propia vida, en resumen, su capacidad de amar es lo que le termina salvando la vida. Por eso puede derrotar a la muerte una vez más.

    En el libro séptimo, Dumbledore le dice a Harry

"You are the true master of death, because the true master does not seek to run away from Death. He accepts that he must die, and understands that there are far, far worse things in the living world than dying." (721)

Amar implica apostar por lo desconocido. El confiar en otros y permitirnos ser vulnerables desencadena una paradoja, pues al aceptar tal vulnerabilidad ante el otro, ganamos una fuerza y una voluntad que sólo este tipo de vínculo puede provocar. Tom Riddle da esto por sentado, pues no le interesa comprender aquello que le es ajeno.

"That which Voldemort does not value, he takes no trouble to comprehend. Of house-elves and children's tales, of love, loyalty, and innocence, Voldemort knows and understands nothing. Nothing." (709)  

Dumbledore, quien vive por este tipo de magia, lo sabe muy bien. Él, por eso, defiende sus ideales hasta el final. Vive sus últimos momentos con dignidad. El último acto que este gran mago realiza antes de morir es uno de amor: al darse cuenta de que alguien entra en la torre de Astronomía, conjura un hechizo para inmobilizar a Harry, así salvándole la vida. Al hacer esto, es incapaz de defenderse a sí mismo cuando Malfoy lo desarma. Y no sólo decide salvar a Harry, sino también a Malfoy, de quien no quiere ver su alma corromperse. Le pide a Snape que sea él quien lo mate, porque permitir que el alma de un adolescente se ensucie con asesinato es inaceptable para él. Y así, en sus últimos momentos, también trata de enseñarle algo a Draco Malfoy: "Malfoy gave a harsh laugh. "You care about me saying 'Mudblood' when I'm about to kill you?". "Yes, I do," said Dumbledore.

    Así, la muerte de Albus no puede llevarse a cabo con menos dignidad. Cuando exclama "Severus... please", al estar a punto de ser asesinado, no lo hace como una súplica para posponer su propia muerte, sino que le ruega a Snape que cumpla con su palabra, su parte del trato de asesinarlo él mismo, ahorrándole a Dumbledore el dolor y la humillación de no morir bajo sus propios términos, y así también evitando la corrupción del alma de un adolescente confundido.

"It is the unknown we fear when we look upon death and darkness, nothing more". (566)

Sobre el duelo

En dos ocasiones particulares en las que Tom trata de entrar a la mente de Harry para poseerlo y engañarlo, choca contra pared. No puede entrar y no entiende por qué. Pero, sabemos que todavía se trata de su ignorancia para entender el amor y la conexión humana. Así, la primera vez que trata de poseer a Harry —hacia el final de quinto libro, durante su enfrentamiento en el Ministerio de Magia—, el luto que siente Harry por la muerte de Sirius lo inunda, y así mismo, lo protege. Cuando Tom vuelve a intentarlo en el séptimo libro, Harry es capaz de cerrar su mente porque también está inundado por su duelo, mientras cava la tumba de Dobby, el elfo libre:

"Just as Voldemort had not been able to possess Harry while Harry was consumed with grief for Sirius, so his thoughts could not penetrate Harry now, while he mourned Dobby. Grief, it seemed, drove Voldemort out... though Dumbledore, of course, would have said it was love." (478, libro 7)

Y sí, ¿qué es el duelo sino un llanto de amor por lo que se ha perdido? Voldemort no conoce el amor, no conoce la pérdida de alguien amado, porque él es incapaz de amar a alguien que no sea él mismo; asesina como si la vida de otros no fuera más que una inconveniencia que tiene que quitarse del camino. Ante esto, Harry le tiene ventaja, porque es esa manifestación de amor lo que lo protege. Sólo una persona que ama puede sufrir la ausencia del otro. Este sufrimiento vuelve a Harry más fuerte, capaz de escapar de Tom Riddle múltiples veces.

    Por lo tanto, a pesar de haber marcado a Harry como su igual cuando fue a destruir a su familia en Godric's Hollow aquella noche de octubre, hay algo que Tom nunca se toma la molestia de entender: lo valioso que es el amor. Ésta es el arma con la que nuestro protagonista puede derrotar el fascismo de un mago poderoso y cruel. 

    Es irónico cómo los adultos olvidamos alguna vez lo que se siente ser niño, pues durante la infancia —sin las distorsiones cognitivas que nos impone la vida, sin el resentimiento y el prejuicio, con nuestro corazón todavía intacto y puro— es cuando las verdades más poderosas nos son reveladas. Se nos olvida lo sencillo que es entender las características de lo verdaderamente significativo. Nos enredamos con palabras, conceptos complicados; nos perdemos entre las propias telarañas del pasado y así nos cegamos por completo de la claridad del presente. Por eso me gusta volver cada tantos años a esta historia: me recuerda dónde está lo realmente importante.

    En este punto de la historia de la humanidad, ya debería ser más que claro que el trabajo en conjunto y la colectividad son las herramientas más grandes que tenemos para progresar en sociedad: somos animales sociales y necesitamos del otro para poder vivir con dignidad. El individualismo es una herramienta neoliberal para cegarnos de los otros, gracias a la cual sólo pensamos en nosotros mismos y nos importa cada vez menos lo que los demás tienen que decir. En esta época de censura y del triunfo de Narciso, en la que compartir la vida con personas que no piensan como nosotros es cada vez menos tangible, ojalá podamos quitarnos de enfrente los espejos, para poder volver a mirar y entender también a los demás.

"Dumbledore would have been happier than anybody to think that there was a little more love in the world" (pág. 624, libro 6). 

Y yo también. 

 

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