La fractura entre la ciudad y yo. Una reseña de "Corina" (2024) por Urzula Barba Hopfner
Seamos sinceros: el paso con el que marchan la expansión y la diversidad del cine contemporáneo mexicano es muy lento.
Si me permito ser completamente honesta, mi sorpresa fue grande al encontrar una película de cine mexicano donde el cronotopo de la vida urbana ya no está delimitado por la Ciudad de México. Se sintió como un respiro de aire fresco. ¡Gracias por reconocer otras urbes en México además de la gran capital!
También, pensé, por un momento, que me encontraría de nuevo con otro esteretipo común del drama mexicano: ni estaba cansada de besar sapos, ni tampoco quería ser treintona, soltera y fantástica, ¿otro drama de amor donde las clases sociales se imterponen? No, gracias.
Esta película no es nada de eso. Mas bien, se trata de un coming-of-age enmarcado en los temas del miedo, la confrontación, la ansiedad social y la independencia del código familiar. Tiene sus momentos débiles, donde la intención puede quedar plana; no es un largometraje perfecto, pero sí vale la pena que le echemos un vistazo.
En primer lugar, uno de los puntos más interesantes involucra la división inequiparable entre el yo y el mundo. Corina, la protagonista de veinte años, tiene una ansiedad social y una agorafobia tal que es incapaz de pensar en el mundo exterior con normalidad. Su vida transcurre en 240 m^2 y no necesita más. Su trabajo le queda a la vuelta de su cuadra y, si cierra los ojos, contar esos cien pasos desde su puerta principal no es necesariamente una pesadilla. ¿Salir para otra cosa? Ni pensarlo. Con este contexto, ¿qué podemos rescatar de tal distanciamiento con el mundo? Ese sentimiento de terror total al pensar salir de casa no me es ajeno, ni creo que sea una circunstancia que no sea común en nuestros días. Hoy, nos encontramos distanciados por el mundo de formas antes impensables. Salir, sólo mirar el celular y no intercambiar palabra con nadie en días, semanas... bueno, pensé por un momento que era sólo yo, pero al crecer, noté que todos nos dirigíamos por ese rumbo. Es claro que las dinámicas actuales de la vida urbana nos deshumanizan y es algo que todos podemos afirmar. ¿Cuándo fue la última vez que dijiste "buenas tardes" al encontrarte a alguien por la calle? Salvo por ciudades más pequeñas en las que se conserva todavía un espíritu comunitario, no hay espacios urbanos donde esto ahora se vea con normalidad, sino al contrario.
Ahora bien, Corina no está despegada de la realidad por un condicionamiento tecnológico, sino psicológico. ¿Es posible escapar? Claro que sí y ella lo deja claro: las personas cobardes también pueden ser valientes; después de cambiarle el final a un manuscrito de una remarcada escritora, ella acepta con integridad sus acciones y se atreve a viajar 400 km de su casa para enmendar el asunto. Durante el film, el problema que acongoja a la protagonista desde su infancia no está marcado por su contexto socio-histórico, sino por el miedo de su madre, Renée, de dejar el hogar. Al conocer por unos momentos a este personaje, nos damos cuenta de las dinámicas controladoras de una madre que ha aprendido a vivir alejada del mundo. Ella es la fuente del miedo de la que Corina no puede deshacerse. Por lo tanto, la travesía recorrida en este guion también implica un acto de independencia del hogar y de los mandatos familiares. El vínculo madre-hija se ejemplifica con un tono de realismo, el cual muestra cómo un hijo puede ser afectado por los transtornos sin resolver de los padres y la fuerza de este primero para romper tales círculos viciosos que no eran suyos en primer lugar.
Claro, sí hay momentos pretenciosos, pero me parece que cumplen sus objetivos. La fotografía crea un entorno cerrado, sofocante e incluso claustrofóbico (hasta en las escenas exteriores) durante la primera mitad de la película que, a mi parecer, traduce muy bien las percepciones de Corina ante la hostilidad del exterior. El free jazz extradiegético suma estrés al miedo por la improvisación y lo esperado. Además, la alternancia en la relación de aspecto también añade un toque al juego entre el presente y el pasado. Tal vez algo por lo que esta película sería criticada es la falta de profundidad en los personajes secundarios, pero yo me pregunto ¿no es eso intencional? Ante una dinámica donde la distancia entre lo privado y lo público es abismal, claro que no conocemos en profundidad a los demás porque todo lo vemos desde los ojos de alguien que no tiene la habilidad social de entablar este tipo de relación en primer lugar. A otras personas las vemos desde afuera y sólo se conoce bien a Renée, porque ella también comparte tal espacio privado.
Por último, la experiencia de pertenecer a la periferia social en Jalisco se menciona brevemente, pero no es el foco central de la película. Me interesa resaltar esto, porque tal tema, que es común encontrar en el cine contemporáneo mexicano, trata de representar al sujeto político periférico (tal vez desde los ojos del privilegio y no necesariamente dándole el uso de la voz a aquellos representados) y este no es el caso. Por eso también se siente como un guion innovador en el contexto mexicano: aquí, se llega a nombrar la adversidad de poblaciones rurales, pero la película es consciente de sí misma y se sabe que el discurso desde el que se enuncia es desde el privilegio. Corina trabaja en corrección de estilo —a los veinte años— en una editorial por palancas de su papá; me habría molestado mucho tal falta a su compromiso con el realismo, si hubiera sido de otra forma. Nadie obtiene trabajos tan buenos en México, a tan temprana edad (si saben de un jale chido, me escriben u_u). Ella goza de tales ventajas y es claro que el posicionamiento del filme no trata de sobreponer una circustancia con la otra. La voz privilegiada se reconoce como lo que es.
Por supuesto que volvería a ver esta película. ¿Quién sabe? Tal vez me guste más, ¿o menos? Sólo sé que ver representada la realidad de tu ciudad natal en una película en la que el amor por la literatura, la libertad y la individualidad desbordan sus márgenes, uff, me afectó en el rincón indicado.
Crítica:
Un aspecto que no puedo soportar es la narración. Dios mío, la voz en off que narra durante la primera mitad de la película es demasiado. Entiendo que haya muchos elementos literarios en la trama, pero ¿por qué hacer una película, si vas a contar y no a mostrar? En todo caso, una novela también habría surtido efecto. También y de vez en cuando, hay momentos humorísticos que realmente no causan ningún efecto, pero, bueno, la subjetividad del humor es algo que no quiero discutir aquí.
7/10
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